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Dejando los rudimentos de la doctrina de Cristo.

Dejando los rudimentos de la doctrina de Cristo. Un llamado a la madurez para la Iglesia. “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección; no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios, de la doctrina de bautismos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno. Y esto haremos, si Dios en verdad lo permite.” Hebreos 6:1-3 El conocido llamamiento que Jesús hizo a sus discípulos de ser como niños: De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Lucas 18:17 Lo encontramos explicado y aplicado en una situación ocurrida a la Iglesia que estaba en Corinto. Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar. 1 Corintios 14: 20 Mientras la religión y la flojera de muchos han logrado insertar la idea de que un hombre es quien nos debe de dirigir en nuestra vida sobre la tierra, mal usando y mal interpretando Efesios 4; también se enseñan doctrinas de hombres sobre ministerios y posiciones de autoridad, inaplicables a la Doctrina cristiana ya que desechan el motivo por el cual Dios se mueve en su Iglesia a través de ministerios y dones del Espíritu, el cual está descrito muy claramente en el mismo contexto: “...para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo...”  Efesio 4:14—15 O : ¿No es cierto que Dios escogió a la misma Iglesia para pregonar la persona de Jesús, su obra redentora y las verdades que El vino a esclarecer? Lo que no es cierto es que El estableciera una casta especial entre la misma Iglesia, una división entre llamados y no llamados, eso es distorsión absoluta de la enseñanza cristiana. Pues lo que la biblia enseña es que todos los que somos parte de la Iglesia somos constituidos por Dios como mensajeros: “ Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” 1 de Pedro 2:9 Viendo la multitud de elementos que nos enseñan como Dios, a través del conocimiento de su Hijo, nos ha liberado de el estigma de la religión es cuando me pregunto : ¿Por qué muchos dependen de un líder para que les predique la palabra? ¿Por qué están como recién nacidos, sin haber crecido con el poder de la palabra y la gracia del Espíritu? ¿Por qué viven sumidos en los rudimentos de la Doctrina de Cristo, pudiendo haber crecido y madurado? ¿Será que todavía estos dejan que su carne los domine, siguiendo la perniciosa comodidad de este mundo? Estos me recuerdan un suceso que aconteció en los tiempos del profeta Samuel, en el que Israel escogió un Rey terrenal, en lugar de la guía de Dios. Incluso Samuel estaba equivocado, en su ego el creía que el pueblo lo había desechado a él, pero Dios lo sacó de su necedad : “Y dijo Jehová a Samuel: “... no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos...” 1 Samuel 8:7 Es muy fácil para el ego creerse la gran cosa al ver gente llorando al ser tocados por el Espíritu por oír la palabra del Evangelio, o cuando vemos como reaccionan las personas cuando Dios opera un milagro de sanidad. Pero esta vanagloria es tan ridícula como la fábula de el borriquito sobre el cual Jesús entro a Jerusalén justo antes de su crucifixión: el borriquito estaba pensando que la multitud llena de entusiasmo y de algarabía le estaban dando la bienvenida a el. Cuanta fatuidad existe en muchos hoy día, y lo que es peor aun, es el pensar cuantos coinciden en adular al borriquito. En ese mismo espíritu mundano andaban los discípulos de Jesús, preguntándole : “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?” Mateo 18:1  El Señor Jesús les dijo: “...vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” Mateo 23:8-12 A esto es lo que Jesus se referia cuando dijo que debíamos de ser como niños: “Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe.” Mateo 18:2-3 Pero el cristiano es llamado a madurar, para ser instrumento útil, para predicar el Evangelio, para adoctrinar a los nuevos conversos, para dar fe de la Fe cristiana a todo aquel que nos pida razón. Nunca ha sido el plan de Dios que dependamos de los hombres para conocer la Verdad, sino que entendamos que esta proviene de El y es impartida por medio del Espíritu. Así que el llamamiento es para que aquellos que dependen de líderes, entiendan de una vez y por todas, que deben dejar esa actitud mundana, y regresar al camino de la cordura y la madurez, a la guía de Dios por el Espíritu.